Autor: Astrid Aguiar

José Adelino Pinto es Industriólogo de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB),  Especialista en Administración de Empresas mención Finanzas, Magíster en Dirección y Gestión de Recursos Humanos (RRHH), Líder de MERCER en Venezuela. En la Escuela de Ciencias Sociales, se desempeña como Profesor en la cátedra de Planificación Estratégica de RRHH; y, el semestre pasado, correspondiente al período académico Septiembre 2020 – Febrero de 2021, les solicitó a sus estudiantes la realización de una presentación vinculada al Protocolo para la Prevención y Atención en casos de Acoso y Violencia Sexual.

El Protocolo en cuestión entró en vigencia el 15 de septiembre de 2020, y con ello la UCAB se convirtió en la primera universidad de Venezuela, y una de las pocas casas de estudios superiores de Latinoamérica, que cuenta con esta iniciativa. En diciembre del año pasado la Escuela de Ciencias Sociales se sumó a la campaña de difusión publicando 18 infografías, a través de la función de historias en su cuenta en Instagram, y el chat de su grupo de WhatsApp. En ellas se incorporaron los elementos gráficos que la Universidad elaboró para difundir las 12 conductas que sanciona el protocolo.

La UCAB ha dispuesto en su portal oficial una sección permanente para suministrar más información sobre el Protocolo, en el marco de su campaña de «Cero tolerancia» al acoso y violencia sexual. De igual manera, con la intención de prolongar la visibilidad del Protocolo en su cuenta en Instagram, la Escuela decidió fijar las infografías publicadas como “historias destacadas”, de manera que cualquier estudiante que acceda a esta sección de su perfil pueda estar al tanto de la campaña. Es de interés para la Escuela que sus estudiantes, y su equipo docente y administrativo, sean replicadores de la existencia de este instrumento normativo. La iniciativa que tuvo el profesor Pinto es un ejemplo exitoso de la incorporación del Protocolo en el proceso de enseñanza-aprendizaje, y él mismo nos cuenta cómo lo hizo:

«Como parte de la Planificación Estratégica, que es la materia que imparto, en uno de los elementos se tiene que tocar el punto de los valores, porque los valores forman parte de lo que es la visión y la misión de la organización. (…) Les había enviado el Protocolo para que se lo leyeran, y les pedí que me entregaran un resumen,  su opinión de cómo lo veían y si para ellos generaba utilidad que la Universidad se había planteado ese tema. Ellos estaban divididos en grupos y cada quien mostró su visión o destacó lo que más les llamó la atención de los elementos que componen el Protocolo. Me sorprendió gratamente el esfuerzo que le dedicaron a hacer las presentaciones. Fueron muy creativos, buscaron imágenes, y estaban súper bien presentadas».

Uno de los elementos protagónicos de las presentaciones, y que tienen en común casi la totalidad de los documentos entregados, es la incorporación de figuras de personas. Sin duda alguna, esto habla de la manera en que los estudiantes internalizaron el objetivo principal del Protocolo: la priorización de la persona, tal y como se promulga desde la Espiritualidad Ignacia. Así, los estudiantes fueron capaces de establecer una conexión entre el Protocolo y la identidad ucabista que preserva la Universidad, de acuerdo al profesor Pinto:

«(…) Ellos entendieron cómo ese Protocolo se montaba en una fase de Planificación, y que respondía a la visión y a la misión de la organización; (…) que se adecuaba a la gran filosofía de la UCAB; el Magis».

En efecto, podríamos pensar en el reforzamiento de la identidad ucabista como uno de los efectos de difundir la existencia de este Protocolo. El instrumento normativo no discrimina por sexo, género, identidad de género, orientación sexual, edad, rol, o cualquier otra categoría; sino que protege a cualquier miembro de la comunidad ucabista que sea víctima de alguna de las 12 conductas que sanciona, y le otorga el derecho y responsabilidad de denunciar a quienes sean testigos de ello. Coloquialmente decimos: «En la unión está la fuerza», y este Protocolo tiene todo el potencial para articular las relaciones entre ucabistas, en virtud de una causa común. Fabiana Guerrero, una de las estudiantes que participó en la actividad, describe esta «función bisagra» del Protocolo de la siguiente manera:

«Cuando estaba investigando sobre el Protocolo me percaté que este no está dedicado solamente a los estudiantes, sino que también involucra a todos los que hacen vida en la Universidad: estudiantes, profesores, colaboradores, e incluso trabajadores que de alguna manera hacen trabajos puntuales. Es algo que hay que resaltar de este Protocolo; es muy completo. He visto además que todo el tema del acoso y la violencia sexual va dirigido hacia las mujeres, o niñas. Con este Protocolo estamos integrando a todos. No importa si eres estudiante o profesor, sino que seas un ser humano y que hagas vida en la Universidad. Creo que eso es algo muy valioso del Protocolo. Hay que quitarnos esa idea de que el acoso ocurre solamente hacia las mujeres. Hay diferentes tipos de acoso y violencia sexual. (…) Siento que esta clase, o este espacio que nos brindó el profesor, fue para eso; para profundizar nuestros conocimientos en cuanto al mismo, y para que le diéramos importancia, concluyendo: «Tu Universidad está trabajando en esto para ti, para que tú sientas cómodo y seguro en el lugar donde más frecuentas»».

Precisamente, la desinformación que existe no solo respecto al Protocolo en sí, sino también a las maneras en que las conductas sancionables pueden manifestarse, puede ser la principal motivación que los miembros de la comunidad ucabista tengan para hacer eco de la iniciativa. Alejandro Hernández, quien participó en la materia del profesor Pinto, comparte sus recomendaciones para otros/as profesores/as que deseen replicar la iniciativa:

«Como los estudiantes son una gran parte de la comunidad, y que por ello se puede ver mucho más afectada, es importante que tengan esta información a través de actividades académicas como la que hizo el profesor. Le recomendaría a otros profesores que esto fuese así de dinámico para que los estudiantes se comprometan; que puedan «darle la vuelta» a estas actividades, brindando espacios de creatividad y confianza; y en donde puedan identificar, desde sus materias, distintas formas de aplicar los conocimientos que están impartiendo durante el semestre».

Probablemente esta sea la clave del éxito de este tipo de experiencia. La vinculación con los contenidos del programa de la materia puede que motive mucho más a los estudiantes a comprometerse con su realización, y facilite la comprensión de los objetivos de la actividad. Esto mismo es algo que el profesor José Adelino Pinto también resalta como parte de su estrategia docente:

«Más allá de decirle al estudiante que se lea el Protocolo, que es válido hacerlo, es que le vean la utilidad dentro de la materia. En el caso de la mía, lo conecté con la visión, misión y valores; y de ahí fue que ellos vieron la conexión y por qué ese tipo de cosas existen. (…) Invitaría a los otros profesores a que hagan uso del Protocolo, y a que lo lleven a su materia y lo vinculen, para que el estudiante no solo entienda la filosofía de la UCAB, que es válido que la entiendan, porque es su alma mater; sino que además vean que lo que hace la Universidad es porque es una organización».

La Escuela de Ciencias Sociales te invita, una vez más, a difundir la existencia del Protocolo para la Prevención y Atención en casos de Acoso y Violencia Sexual. Tu Universidad ya dio el paso más difícil, que fue reconocer, a su pesar, la probabilidad de que esto le ocurra a cualquiera de los miembros de su comunidad.

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